Si observamos a un niño pequeño de 2 o 3 años de edad, vemos sus hombros funcionando de forma integrada con la espalda, relajados, sin tensión y a su vez fuertes, es decir vemos un uso de los hombros tal cual la naturaleza ha creado.
Con el tiempo, y a medida que vamos creciendo, y también envejeciendo, tenemos la tendencia a sobre-trabajar determinados músculos por encima de otros, generando acortamiento en distintas partes del torso o espalda debido a hábitos de colapso, o incluso al uso de manos y brazos en una forma que no colabora con la expansión de la musculatura a la altura de hombros, tanto por la espalda como por el frente del torso.
La cintura escapular es la estructura ósea con forma de anillo ovalado que va desde la base del cuello hasta el borde del músculo pectoral mayor.
Está formada por las dos clavículas y las dos escápulas u homóplatos. La cintura escapular está suspendida en la parte superior de la caja torácica y no está conectada a la columna o costillas salvo por la porción de las clavículas que se unen al esternón. La cintura escapular provee una estructura móvil que da soporte a los brazos, permitiéndoles un gran rango de movimientos.
Interferir con la cintura escapular
Los hábitos que tiendan a modificar la forma natural de la cintura escapular generarán interferencia en la longitud y ancho de esta estructura lo que tendrá consecuencias en la movilidad de los brazos, las costillas y, claro, en la respiración.
La cintura escapular se encuentra suspendida muscularmente por el trapecio y por los elevadores de la escápula por detrás, y por el frente a través de los esternocleidomastoideos.
Es evidente que cualquier cambio en la forma original de la musculatura repercutirá en la musculatura extrínseca de la laringe, siendo los esternocleidomastoideos parte fundamental en esta relación, ya que permiten la rotación contralateral de la cabeza, la inclinación homolateral y la flexión del cuello y, a su vez, actúan como músculos accesorios de la respiración permitiendo la elevación de las clavículas.
Restricción en la libertad vocal
Como siempre menciono, toda afectación a la longitud natural de la musculatura generará una compensación en otros grupos musculares que intentarán mantener cierto equilibrio funcional. Si solemos tensar el cuello, la cintura escapular se verá comprometida, seguramente los trapecios y elevadores de las escápulas se acortarán y los esternocleidomastoideos dejarán de dar un soporte equilibrado a la cabeza.
El hábito de llevar los hombros hacia adelante, angostará el espacio por el frente del torso, haciendo trabajar de más la espalda, generando también tensión en el cuello.
Permitir que los hombros descansen haciendo lo menos posible llevará a los hombros a alejarse uno del otro de forma natural. La forma y ancho de la cintura escapular se expandirá también naturalmente, y la musculatura extrínseca de la laringe encontrará mayor espacio de suspensión para que ésta trabaje conforme a las tareas fonatorias que se requieran.