Se habla muchísimo sobre cómo se “debería” respirar para cantar. Han existido, y aún perduran algunas creencias o teorías sobre la respiración al cantar que verdaderamente se alejan de lo que ocurre a nivel fisiológico.
La respiración es un fenómeno reflejo que sucede por sí solo. Partamos de esta base.
Ahora bien, existen infinidad de formas en las que podemos interferir con este reflejo natural. De allí la cantidad de diversos hábitos que desarrollamos con la intención de modificar el proceso natural de la respiración.
¿Y el diafragma?
El tema recurrente entre quienes toman clases de canto y quienes enseñan es el del diafragma. Existe la idea, errónea, de que debemos “controlar” la acción del diafragma. En relación a este control hay infinidad de variantes entre las consignas que se les da a los alumnos de canto, como por ejemplo: “empuja desde el diafragma”, “baja el diafragma”, “respira diafragmáticamente”, y miles de etcéteras.
Si bien el diafragma es el principal músculo respiratorio, no existe conexión nerviosa que nos permita mover el diafragma a voluntad. En ese sentido el diafragma es totalmente involuntario. Sin embargo, podemos interferir en su natural desempeño al restringir u intentar modificar la excursión que realiza en nuestra caja torácica.
Las costillas
Son las costillas las que junto al diafragma realizan un trabajo en perfecta sincronía. Es a través de los músculos intercostales que podemos abrir o cerrar la caja torácica a voluntad. Con este grupo de músculos sí tenemos una conexión nerviosa que nos permite expandir las costillas.
Más allá de que seamos o no cantantes, lo cierto es que diafragma y costillas trabajan juntos siempre, por lo que intentar respirar de forma “diafragmática” o “costo-diafragmática” es un gran error, ya que no existe respiración que no sea diafragmática. Sin movimiento del diafragma no hay vida, así de simple.
Ponte de pie. Puedes utilizar un espejo de frente también.
Proponte no intentar modificar tu respiración natural, sólo obsérvala durante un par de minutos.
Poco a poco ve agregando a esta observación la delicada intención de invitar a las costillas a moverse con el propio movimiento respiratorio. Es decir, al inhalar, las costillas se expanden, al exhalar vuelven a su posición original. Es importante que esta acción no sea un “hacer” directamente, por eso insisto en la palabra “invitar” como una forma de permitir que este movimiento suceda.
Prueba cantar con esta conciencia de este movimiento natural de las costillas. ¿Qué cambia en tu cuerpo? ¿Qué cambia en tu sonido? ¿Qué notas?
La próxima semana continuaremos explorando este tema tan fascinante como controversial.